El curso se desarrolla a través de clases teóricas y prácticas. En el primer caso, las clases se imparten en forma de sesiones magistrales, mientras que las clases prácticas se basarán en la lectura y comentario de textos seleccionados significativos para el periodo de tiempo y las circunstancias objeto de estudio. Además, a los estudiantes se les plantearán preguntas y problemas sobre los textos y otras fuentes para cuya resolución tendrán que poner en práctica las competencias que se pretenden desarrollar: capacidad de síntesis, análisis crítico, facultad para comprender la complejidad de los fenómenos históricos y saber reconocer el carácter local y global de los procesos estudiados. Por lo tanto, en el caso de las clases prácticas, se busca un método de aprendizaje activo, según el cual el estudiante se implica en su propio aprendizaje y participa en él. El alumnado recibirá información, pero también deberá buscarla, y para ello se le proveerá de los recursos y las fuentes donde pueda encontrarla, estudiarla autónomamente y emplearla en la resolución de los problemas planteados.
Las clases teóricas organizan los materiales para que se adapten a los conocimientos que se pretende que obtengan los estudiantes, así como a sus expectativas, transmiten la información estructurada y proporcionan a los alumnos y alumnas conocimientos que les serían difíciles de obtener en otras fuentes. Por su parte, las clases prácticas alternarán actividades cortas de trabajo en el aula (lecturas y ejercicios cortos y discusiones) con tareas de mayor envergadura, que exigirán de un trabajo también fuera de clase: asistencia a las tutorías, uso de los recursos de la biblioteca y búsqueda de referencias. Como apoyo, en las clases prácticas se utilizarán recursos visuales y otras formas de exposición, tanto por parte del profesorado como del alumnado.
